jueves, 18 de octubre de 2012

La otra

Asomarme todos los miércoles a las diez y media y ver tu coche en doble fila, todos los coches pitando y tú mirando hacia mi ventana esperando a que me asome. Me asomo y sonríes. Subes al coche y te vas, diez minutos después suena el timbre y eres tú, traes comida china para ti porque sabes que yo la odio, y algo para sorprenderme a mí. Yo sorprendo con la película y con el postre, tú con lo de después del postre. "Te he echado de menos" y me contestas que tú a mí no mientras te ríes como un loco endemoniado. Y para demonios, los de tus ojos. Me pegas fuerte en el culo y yo chillo mientras me abalanzo sobre ti y empiezo a pegarte como una loca, y es que te quiero como una puta loca de psiquiátrico. Que me tendrían que encerrar, pero si lo hacen que sea en la misma celda que tú, con condones y esposas. Y para esposas yo, que quiero ser la tuya el resto de mi vida, pero es que es ilegal tener dos esposas, o al menos eso creo. Te sorprende mi postre, me sorprendes mucho después del postre. Te duchas nos duchamos. Te vistes rápido y me besas como si fuera la última vez que me ves, como si te fueras a morir ahí mismo. "Quédate", "No puedo", "Que le den a la otra", "No te equivoques, tú eres la otra". Y se va. Y tú te quedas con cara de imbécil, mejor dicho, con cara de "la otra", y te quieres morir porque sabes que hasta el próximo miércoles él estará con la no-otra, te quieres morir porque lo quieres hasta morir. Pero, por muy sorprendente que sea la película de la semana que viene, por muy suculento que sea el próximo postre, vas a seguir siendo la otra.



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