domingo, 11 de noviembre de 2012

h

Los ruidos de los coches me despiertan, abro los ojos y estiro el brazo buscándote a mi lado, y tu hueco de la cama hace eco porque no estás. Me levanto rápido de la cama y saco unas bragas del cajón, están rotas pero me gustan porque me las regalaste tú, me las pongo y veo como está toda la habitación revuelta. No queda ningún tipo de rastro tuyo, busco por toda la casa y no te encuentro, y lo peor no es que no estés, es que ya no estás en mi vida. Un frío aterrador me invade, me quedo plantada en medio del salón y todo me da vueltas, sólo te veo a ti por toda la casa, sólo te escucho a ti, sólo te huelo a ti. Sólo te veo a ti tirado en la cama mirando como me cambio, sólo te veo a ti quedándote dormido y llegando tarde a todos los lados, sólo te veo a ti agarrándome del culo mientras de ríes de él y dices que es pequeño pero que yo sé que te encanta, sólo te escucho a ti chillándome cuando nos enfadábamos, sólo te escucho a ti, a la taza y a la cuchara de tu desayuno, sólo escucho nuestros gemidos por la noche, sólo te huelo a ti y al olor que dejabas por la mañana en la cama, sólo te huelo a ti y a tu champú con el que me lavaba a veces el pelo, sólo huelo a la comida que siempre quemabas. Pero por mucho que te vea, por mucho que te escuche y por mucho que te huela, no te siento más, no siento tus brazos abrazándome cuando tengo frío, ni tus besos cuando parezco una niña de ocho años, no te siento aquí, y no te siento porque no estás, porque te has ido, y sólo sé que chillar y sólo siento frío, y creo que me desvanezco, y es que creo que me estoy muriendo por segundos porque no estás, y de repente, todo deja de dar vueltas, y ya no sólo no te siento, si no que he dejado de verte, he dejado de escucharte y he dejado de olerte, y si antes me sentía vacía, ahora me siento sola, y lo que es peor que sola, me siento sin ti. Y cada vez tengo más frío, y cada vez hay más silencio, y cada vez huele más a rancio, y me cuesta respirar, y es que creo que prefería cuando todo daba vueltas porque este silencio cada vez se está volviendo más insoportable, prefería cuando me llamabas "puta" porque estabas realmente enfadado a este silencio, te juro que lo prefería. ¿Sabes que es lo que más miedo me da de todo esto? No es la soledad, no es el frío, no es tu huida, ni tampoco el silencio. Lo que más miedo me da es que mis planes de desaparecer no funcionen, lo que me da miedo es que mi huida salga mal y me tenga que quedar con este silencio de por vida.

martes, 23 de octubre de 2012

hazme daño si después me vas a hacer el amor

Hazme desesperar y esperar de ti todo lo que nunca he esperado de nadie. Grítame todo lo que te venga en gana cuando te enfades porque sabes que tienes la capacidad de arreglarlo con un beso, o con dos, o si el cabreo es muy exagerado, con tres. Destruye la visión que tengo acerca de que el amor no existe y destrúyeme en la cama. Haz que me gusten las bodas, y que pierda el miedo a tener hijos solo para tener algo más que me una a ti. Que me dé absolutamente igual lo que piensen los demás de mí si me ven besándote en plena calle porque tú eres lo único bueno que tengo, y lo único de lo que puedo presumir. Que esté tan loca por ti que me recorra Rusia andando solo para verte sonreír y que intente lo imposible para poder besarte una vez más. Hazme perder la lógica, hazme olvidar que odio las promesas y adorar que me prometas que vas a estar siempre a mi lado porque aunque sepa que no va a ser así, me gustaría que lo fuese. Estar tan locamente enamorada de ti como para ser capaz de saltarme cualquier ley solo por estar a tu lado. Perder la vergüenza a hablar por teléfono en público solo porque necesito escuchar tu puta voz. Creer que existe el amor verdadero aunque luego no sea así. Que me jodas y me hagas llorar hasta el punto de hacer que no pueda vivir sin ti porque me has enganchado. Hazme decir: "por ti comería verduras durante un año" . Dejar a un lado esta mente tan lógica y milimetrada y perder la cabeza, el culo, la mente, el corazón o lo que haga falta por tus putos huesos. Que no me importe nada en absoluto que explote una bomba en ese instante solo porque te estoy besando. Querer morir por ti, o al menos, en tus brazos. No me cambies, solo enamórame y hazlo de verdad. Porque si alguien es capaz de hacerlo, eres tú, o al menos alguien con una sonrisa muy parecida. 


jueves, 18 de octubre de 2012

La otra

Asomarme todos los miércoles a las diez y media y ver tu coche en doble fila, todos los coches pitando y tú mirando hacia mi ventana esperando a que me asome. Me asomo y sonríes. Subes al coche y te vas, diez minutos después suena el timbre y eres tú, traes comida china para ti porque sabes que yo la odio, y algo para sorprenderme a mí. Yo sorprendo con la película y con el postre, tú con lo de después del postre. "Te he echado de menos" y me contestas que tú a mí no mientras te ríes como un loco endemoniado. Y para demonios, los de tus ojos. Me pegas fuerte en el culo y yo chillo mientras me abalanzo sobre ti y empiezo a pegarte como una loca, y es que te quiero como una puta loca de psiquiátrico. Que me tendrían que encerrar, pero si lo hacen que sea en la misma celda que tú, con condones y esposas. Y para esposas yo, que quiero ser la tuya el resto de mi vida, pero es que es ilegal tener dos esposas, o al menos eso creo. Te sorprende mi postre, me sorprendes mucho después del postre. Te duchas nos duchamos. Te vistes rápido y me besas como si fuera la última vez que me ves, como si te fueras a morir ahí mismo. "Quédate", "No puedo", "Que le den a la otra", "No te equivoques, tú eres la otra". Y se va. Y tú te quedas con cara de imbécil, mejor dicho, con cara de "la otra", y te quieres morir porque sabes que hasta el próximo miércoles él estará con la no-otra, te quieres morir porque lo quieres hasta morir. Pero, por muy sorprendente que sea la película de la semana que viene, por muy suculento que sea el próximo postre, vas a seguir siendo la otra.



martes, 4 de septiembre de 2012

Yes, you are

Las personas nos auto-engañamos a nosotras mismas, para sentirnos mejor o qué sé yo. Nos decimos a nosotros mismos que estamos preparados para cualquier cosa, decimos que queremos la verdad y que odiamos la falsedad, pensamos que nada nos hará daño y que somos tan fuertes que lo afrontaremos todo con una sonrisa, o al menos, eso nos gusta creer, porque muy en el fondo, sabemos que cuando preguntamos cosas tipo: "¿estás enfadado?" o "¿me quieres?" y añadimos que sean sinceros, en el fondo solo queremos oír que todo está bien y que nos quieren, aunque sea mentira, queremos escucharlo, preferimos que sea así, somos tan jodidamente ignorantes que preferimos que el médico nos diga que es un constipado y a que nos vamos a morir, preferimos que nos digan que ha ido al cielo en lugar de al infierno, porque realmente nos lo llegamos a creer, lo preferimos porque somos tan gilipollas que creemos que es la verdad, y lo creemos porque no estamos preparados de afrontar la verdad, si al médico le preguntas si vas a morir tu único deseo es que diga que no, sea mentira o no, porque queremos tanto que sea así que no somos capaces de darnos cuenta que es mentira, que estamos hechos una mierda y que la vida se nos va. Preferimos que nos digan que el país va de cojones cuando esos cabrones ni siquiera tienen, y solo saben que joder y mentir mientras la gente roba en contenedores, pero, ¿y qué? nos da igual vivir en una mentira hasta que no nos llegue, nos da igual pensar que nos quiere hasta que se vaya, nos da igual pensar que viviremos hasta que estemos en un puto hoyo, nos da igual pensar que somos ricos hasta que no puedas pagar tus caprichos, preferimos vivir felices el tiempo que podamos hasta que nos llevemos la hostia cuesta abajo y con impulso. Preferís que os mientan a escuchar una verdad que os duela demasiado, sois tan inmaduros que no sois capaces de asumir ni vuestra propia vida, y yo, yo paso de que me mientan, porque por mucho que me joda la vida, va a ser así, por mucho que no me guste que mis familiares mueran o que un cáncer aceche, va a ser así, lo sepa o no, así que madurad, y afrontad la vida, afrontad que hay cosas que se terminan, que la puta esa ya no te quiere, que tu tía tiene cáncer y que hay más de cuatro millones de parados y que tal vez vuestro padre esté entre ellos, afrontad que vuestros amigos os digan lo que piensan, y quered que al preguntar algo cuya respuesta os pueda doler, os contesten con total sinceridad.



domingo, 26 de agosto de 2012

Y te olvidará, todo habrá muerto, y aquel otoño, nunca habrá sido vuestro

Si ella se va, no la perdones si te deja, cultiva bien tu odio. Si te deja no digas adiós, o qué vamos a hacerle, no pidas perdón, no repases vuestras fotos, y mirándole a los ojos, regalale eterno tu odio. Si ella se va, no trates nunca de entenderla, maldice sus pasos sus pasos, nunca creas sus despedidas, sus promesas, su explicación.
Y provoca llanto y dolor, que queme su conciencia como el Sol, que el "adiós" le corte como una cuchilla, no te confundas, ella es la asesina.
Porque cuando ella se va, alguien la esperará en la esquina.
Para qué mentir, que ella se lleve aunque dure poco, tu odio para siempre.

sábado, 25 de agosto de 2012

Tenía quince y tú diecisiete y medio, teníamos toda la vida bajo las ruedas de tu moto que se estropeaba de vez en cuando por falta de gasolina y nos tocaba empujar hasta la gasolinera más cercana. Realmente adoraba esos momentos, realmente adoraba cada puto momento que pasaba a tu lado. Me acuerdo cuando nos metimos a un aseo público a follar hacer el amor y después el pestillo no se abría, y tú comenzaste a reírte como un loco y yo estaba muerta de la rabia y de la vergüenza, y tú seguías riendo sin parar adornando aquella deprimente situación, yo me enfadé porque te decía que no te tomabas nunca nada en serio, y tú me decías mientras sonreías que yo me lo tomaba todo excesivamente en serio, que si ya habíamos terminado y no podíamos salir, echábamos otro, y así hasta que se abriera o hasta que alguien viniera a sacarnos de allí; y lo peor es que tenías razón, tenías razón cuando decías que el flequillo no me favorecía y que el sujetador rojo me quedaba mucho mejor. Me encantaba cuando comenzabas a mirarme y a reírte sin ninguna explicación delante de todo el mundo, y yo empezaba a hacerlo también con esa risa tan escandalosa que tengo, y la gente nos miraba mientras pensaba lo locos que estábamos, y lo locos que estábamos el uno por el otro. Querer que fueras el padre de mis hijos y discutir un millón de veces. Odiarte por lo gilipollas que eras y llegar escupirte en la cara por dejarme tirada, pero que después aparezcas a por mí suplicándome que me quedara contigo porque tú solo querías estar a mi lado, demostrarme una y mil veces que te podía perder hasta el punto de engancharme completamente a ti. Enfadarte conmigo levantarte e irte dejándome sola, y no volver. Tontear con otras chicas mientras comprobabas que te miraba para ponerme roja de celos. Saber que podías hacer lo que quisieras conmigo porque era completamente tuya. La primera vez que tú eras tan experto y yo tan principiante. Cuando compartíamos la música. Cuando venías con tu moto a por mí y me llevabas donde te daba la gana porque decías que tú conducías, y que tú elegías, adoraba que fueras capaz de imponerte a mí. Que tuvieras casi tanto carácter como yo y mil veces más orgullo. Que te diera igual hacerme daño y hacerme llorar porque sabías que eras capaz de arreglarlo. Que compraras otro casco de tu moto para que pudiera subir yo. Que nos gustara dormir en el mismo lado de la cama y que muchas veces acabáramos durmiendo uno encima del otro. Que creyeras que eras más cabrón que yo y que creyeras mal. Que creyeras en mí y que yo confiara en ti más que en mí. Que me revivieras con cada sonrisa y con cada beso. Que sé que nunca he querido ni voy a querer a nadie como te quise te quiero a ti, y sé que tú tampoco lo vas a hacer y sé que nunca vas a dejar de quererme porque te tengo totalmente enganchado, lo sé porque cuando nos vemos agachamos la cabeza, y lo sé porque cuando pasas por detrás de mí me miras creyendo que no sé que lo haces, pero chico, recuerda que te conozco mejor que tu sombra, y recuerda que sé que por mucho orgullo que tengas y por mucho que digas que odias y por mucho que yo fuera la culpable de todo, aún llevas la pulsera que te regalé, y sé que el día que no pueda más y me abalance a besarte, tú no querrás que deje de hacerlo.


Haz lo que desees siempre y cuando el gozo del hecho sea mayor que el arrepentimiento

Dudo que me arrepienta de algo de lo que he hecho en mi vida, sí, me he dado cuenta que no me arrepiento de nada, porque cada cosa que he hecho, ha sido porque lo sentía en cada instante, porque era lo que quería hacer en ese momento, sea o no sea lo correcto, y si he hecho mal, pediré perdón tras haberlo hecho, pero nunca me arrepentiría porque al fin y al cabo, creo que vivir se trata de eso, disfrutar mientras haces lo que deseas, y aunque nos cueste, no nos debería de importar lo que piensan o sienten los demás. Me he dado cuenta de que mi vida se basa en hacer lo que yo quiera no lo que me digan los demás porque al fin y al cabo, es mi vida y soy yo la que la va a tener que vivir. Luego puedo pedir perdón si no era lo correcto, pero nada de arrepentimientos, ya sabes, era lo que sentía.

miércoles, 15 de agosto de 2012

society sucks

¿Sabéis cuál es el problema? Nos empeñamos en creer que alguien es imprescindible para nosotros, que lo necesitamos y que nos quedaríamos vacíos si se va, nos empeñamos en creer eso porque nos hace pensar que entonces amamos más a esa persona, que quedará una relación más bonita si decimos "te necesito", creemos que necesitamos a alguien para que nuestro corazón funcione correctamente, pero no, necesitamos sangre para que las arterias, venas y ventrículos funcionen a la perfección, necesitamos agua y tal vez oxígeno, pero, ¿a alguien? nadie necesita a nadie, podemos llorar de tanto echar de menos a alguien, podemos sufrir e incluso no dormir durante un par de días, pero morir no, todos podemos seguir adelante sin alguien, el problema es que esta puta sociedad nos ha metido en la cabeza que la vida es más bonita con amor y que cuantas más cosas bonitas le digamos a alguien, por muy mentira que sea, más lo queremos, y no, porque el problema es esta sociedad que apesta.



O alguien

Algo que me ponga en su sitio cuando lo merezca, que me chille o me escupa si hace falta. Que entienda lo cabrona que soy y que me deje tirada a veces, que me mande a la mierda y me haga llorar. Yo no quiero la perfección, yo quiero algo tan real que sea capaz de engancharme.


miércoles, 11 de julio de 2012

Please, don't leave me.

Todavía recuerdo la cara de asombro de la gente viendo aquella escena. Me miraban como si estuviera loca, otros me veían llorar y pensaban que solo tenía el corazón roto. Los que pensaban que estaba loca te miraban diciendo "seguramente no haya sido tan grave" y los que me veían como una pobre enamorada, seguramente pensaban que eras un cabrón. y, ¿sabes? Lo eras. Eras un completo cabrón, pero yo a pesar de tener el corazón destrozado, estaba loca. Por ti y a la vez loca de los nervios, histérica, en medio de la calle tirándote todos tus trastos a la cabeza mientras te chillaba lo jodidamente gilipollas que eras y lo jodida que me habías dejado. Tú me mirabas con amor compasión y de vez en cuando decías algo intentado excusarte y aquello solo hacía que me enfureciese más. Recuerdo cuando cogí tu libro preferido de Paulo Coelho, no pude echarme a llorar pensando en todas las noches que me habías leído cientos de sus frases para que pudiera conciliar el sueño, a veces me hacía la dormida solo para notar como me acariciabas el pelo, otras veces resistía a dormirme para que pudieras leerme más frases, y cuando había alguna que adoraba especialmente, te pedía que la rodearas a pesar de conocer esa manía tuya de no pintar los libros. Lo sostenía mientras lloraba y te gritaba "Cómo cojones hemos llegado hasta este punto, eh, ¿cómo? Yo te quierQUERÍA" dije intentando ocultar la realidad, entonces tú me miraste con ironía y preguntaste: "¿Ya no lo haces?" y yo respondí a la vez que te lanzaba el libro: "¡NO!" me miraste con dolor, cogiste el libro, diste media y vuelta y comenzaste a alejarte de mí, y ¿sabes? ahí sentí que te estaba perdiendo, pensaba que a pesar de aquella discusión por unos cuernos, vendrías a pedirme perdón, pensaba que te arrastrarías por mí y que lo arreglaríamos haciendo el amor echando un polvo, pero no, te limitaste a alejarte de mí y yo me quería morir. Comencé a correr hacia ti, sin dejar de llorar, chillando pero susurrando que lo sentía, y que te quería, te diste media vuelta y me miraste, ingenua a la situación sonreí y pensé que vendrías a abrazarme, pero te limitaste a decir: "Hay un momento para dejarlo todo" Se produjo un silencio, hasta para dejarme utilizaste frases de Coelho, suspiraste y dijiste: "Y este es el nuestro". Y lo más doloroso de todo no fue oírte decir aquello, lo más doloroso fue verte alejarte, y saber que te estabas alejando de mi vida. 
Ahora ni siquiera Coelho me hace dormir, y eso me ha hecho darme cuenta que no eran las frases lo que me hacían dormir, era el hecho de que las leías tú. Vuelve, por favor, echo de menos poder dormir, echo de menos tus frases y tu buen humor a las siete de la mañana, echo de menos que odiaras peinarte, y te echo de menos a ti. Pero, ¿sabes? Ante todo echo de menos ser feliz. Y ojalá tú eches de menos alguien que se duerma gracias a tu voz. 





lunes, 18 de junio de 2012

Phoning, smoking.

El teléfono suena. Hace un par de semanas lo hubiera cogido rápidamente con la esperanza de que fueras tú. Con la esperanza de que me echaras de menos y además tuvieras el valor de confesarlo. El mismo valor que tuve yo al perder mi orgullo y decirte que te necesitaba a mi lado, que me moría sin ti y que no quería una vida en la que no existieran tus besos. Y fue así, lo fue, pero no lo es. Te necesité, te lloré hasta sentirme como una completa y total idiota, hasta sentirme humillada. Morí de ganas de ti hasta el punto de quedarme en la cafetería de en frente de tu casa solo para verte llegar, llegar con otras que obviamente, no eran yo. Y explotaba de ganas de ir y decirte de nuevo que pararas de joderme, que volvieras conmigo, que necesitaba ser feliz. Y andaba sin rumbo, andaba sin andar, sin esperanzas. El teléfono sonaba, una carrera a contracorriente se producía desde la cama hasta el éste, mientras me apartaba las lágrimas y me aclaraba la voz con la esperanza de que fueras tú, y con la esperanza de no parecer una loca desesperada, cosa que era realmente. Y descolgaba el auricular con una media sonrisa de ilusionada, me lo acercaba al oído y pronunciaba un leve "¿Si?" que se arrojaba de mi boca, que guardaba la esperanza de un corazón que aunque creía muerto, seguía latiendo porque en el fondo, seguía ilusionado. Y no, no era él, claro que no lo era, ni una sola de las veces, dudo que ni siquiera se dignara a preguntarse cómo estaría después de todo. ¿Y ahora? Ahora ya no, y no porque lo haya olvidado, no porque no piense en él, ni maldiga el día en el que se marchó, simplemente porque cada llamada desgataba tanto mi corazón, cada grito de dolor que pegaba al ver que no era él, cada lágrima me hacía cansarme más, dejarme sin fuerzas, y ahora simplemente, no corro a contestar esa llamada porque sé que no es él, porque no me queda ni una sola esperanza, porque vivo con una arteria, a la que apodo desilusión, a la que apodo dolor.
Y nadie me puede curar, nadie me puede salvar de esta agonía. Que fumar me mata, pero más me matas tú.


viernes, 18 de mayo de 2012

Era tan perfecto. Ni siquiera roncaba. Siempre bajaba la tapa y me llamaba cada noche. Me regalaba tacones y vestidos caros. Nunca llevaba el pelo enredado. Siempre se levantaba antes que yo y preparaba café y tostadas. Lo dejaba todo por mí cuando hacía falta. Me llevaba a los mejores restaurantes y a veces al cine. Odiaba el fútbol y le gustaba ir a la ópera. Nunca me quitaba la sábana al dormir. Se acordaba de la fecha y hora exactos que empezamos a estar unidos. Y cada mes después de eso, me regalaba algo. Jamás me dejaba tirada. Quedábamos cada día a cada hora. Me prohibía fumar y llorar. Si iba con él, la imagen y las apariencias eran lo primero. Me hacía el amor despacio, como sin ganas. Despacio pero no con amor. Jamás fue capaz de ponerme cachonda. Cuando veía que me cansaba, me llevaba de viaje a algún sitio increíble. Me cansé. Me cansé de la puta perfección.
Él en cambio era tan diferente. No me llamaba nunca, porque no tenía saldo. Odiaba los tacones al igual que yo, nada mejor que unas Vans y nuestros besos. Llevaba el pelo enredado y si no, yo me encargaba de hacerlo. Quedábamos cuando podíamos y donde podíamos. Adoraba escribirme poesías baratas. Siempre se quedaba dormido aunque sonara el despertador. En vez de verme dormir él a mí, era yo la que lo veía dormir. Nos cenábamos a nosotros mismos y veíamos películas tirados en el sofá mientras echábamos algún polvo. Nos peleábamos cada noche por la sábana. Jamás me había regalado nada, y sé que no iba a hacer. Compartíamos cigarros y algún porro si se nos antojaba. Me hacía llorar, y cuando me veía a hacerlo, se limitaba a decir algo gracioso para hacerme sonreír. Hacíamos el amor con tanta fuerza que creía que explotaríamos, con demasiadas ganas, demasiado cachondos. No se lo dije nunca, pero me hacía feliz. Y lo sigue haciendo.


jueves, 10 de mayo de 2012

Buenos días princesa

"Buenos días princesa". Al principio sonaban a amor, sonaban a querer, a decirlo con ganas. Ahora ya solo suenan a dolor, a celos y a engaño. Y a desconfianza, sobretodo a desconfianza. A que se escapan por la boca de forma rápida y cumplida, salen de su boca de una forma ronca y ruda, y a penas vocaliza, como si ni siquiera deseara que los escuchara. Cuánta mierda pueden soltar tres putas palabras que antes me hacían feliz. Y lo único que deseo ahora mismo no es que todo vuelva a cobrar sentido, si no saber por qué y en qué preciso momento dejaron de tenerlo, dejaron de hacerme sonreír. Y es que antes tenía las sábanas semanas sin lavar solo para que pudieran guardar tu olor, y quiero en saber que qué instante pasé a lavarlas cada día porque tu olor ya me importaba una mierda. En qué momento dejó de gustarme tu café y en qué momento dejaron de gustarte a ti mis besos. En qué instante dejamos de hacer el amor para simplemente follar. Por qué empecé a recoger tu ropa del suelo en lugar de dejarla ahí tirada para recordar el momento en el que te la quitaste. En qué momento dejamos de compartir las camisetas, y hasta qué punto las llamadas telefónicas pasaron de dos horas a apenas un minuto. En qué momento pasé a besarte y pensar que quizás desearías besar a otra en lugar de a mí. quiero saber cómo, cuándo y por qué todo ésto dejó de merecer la pena, para pasar a darla.

lunes, 30 de abril de 2012

cervezas recalentadas

Aquello fue diferente, no era un amor de colegio, ni de paseos por Gran Vía, ni de bares. Tampoco era un amor de presentar en familia, ni de París, ni de pandilla de amigos. No era un amor de regalos, de cenas románticas, de lucir por toda la ciudad, o de salir a bailar al mejor club de Madrid. Era un amor de estar tirados en un puto banco matándonos a besos, porque no nos hacía falta nada más que el otro. No nos hacía falta que nos viera nadie para ponernos celosos, nos poníamos celosos de nuestros propios labios. No nos hacía falta comer nada, nos sobraba con el cuello del otro, ni beber, teníamos suficiente con nuestras salivas. No queríamos regalos, nuestro regalo era tenernos. No nos hacían falta 'te quieros' bueno, en realidad eso sí, pero teníamos miedo admitirlo. No necesitábamos fotos juntos para recordarnos, nos sobraba con el olor del otro en la ropa. No nos veíamos cada segundo, de cada hora, de cada día; porque cada segundo, de cada hora, de cada día que estábamos juntos, nos dábamos tanto amor, que necesitábamos descansar de vez en cuando. No manteníamos llamadas telefónicas de tres horas, nosotros nos twitteábamos en anónimo. No me daba los 'buenos días princesa' porque yo no era una princesa y mucho menos recién levantada. No paseábamos en su descapotable mientras nos besábamos delante de cualquier pandilla, nosotros nos robábamos besos escondidos en cualquier portal. No me regalaba entradas para un concierto de mi grupo preferido, él en cambio me tocaba canciones mientras cantaba desafinando en cualquier parque solitario, y me hacía reír cuando intentaba disimular su pésima voz. Yo prefería pasar la tarde en el banco más cutre de la ciudad, antes de irme a la fiesta más exclusiva, siempre y cuando fuera con él. Porque no nos quisimos dar cuenta de que aquello, fuera lo que fuese, nos sacaba de la rutina, nos sacaba de nuestra vida de mierda, porque, ¿sabéis qué? yo vivía en un puto apartamento de 50 metros, con una mierda de trabajo, y un triste gato, y me hundía tan fácilmente cada día, pero entonces tocaban al timbre y era él, con dos putas cervezas recalentadas, su iPod, y unos auriculares para compartir, y nos tirábamos en el sofá y me hacía feliz, de verdad, que lo conseguía, aunque justo antes de que llegara estuviera llorando, por mi mierda de vida, entonces llegaba y me hacía comprobar, que él también estaba solo, que tampoco tenía un puto duro, que su vida era más mierda que la mía, pero que nos teníamos el uno al otro para hacer el amor con más fuerza de la que nunca nadie lo ha hecho, y con más ganas, y me hacía creer que alguien me podía llegar a valorar porque lo que era, por las tonterías que solía decir, por mis manías, por mis  pelos de recién levantada, y mi cara sin maquillar. No era rutinario eso de vernos, simplemente, cuando nuestro día había sido peor de lo habitual, nos sorprendíamos, y nos hacíamos las personas más jodidamente felices al estar juntos. Porque juro que no me hacía falta nada más que sus besos, sus abrazos, su olor, él, nada más que él para olvidarme de todo, y ser feliz. Pero no quisimos admitirlo, no quisimos admitir todo lo que nos queríamos, no lo hicimos, y ahora él estará con su mierda de vida, echando de menos mis tonterías de niña de diez años, mis libros de poesía barata y mi cutre apartamento, y yo estoy llorando, echando de menos sus cervezas recalentadas, la música de su iPod, sus besos, los parques cutres que conocía, su guitarra y sus canciones. Ahora estoy echándole de menos a él, y me doy cuenta de que ahora mi vida si que está completamente vacía y de que lo necesito. Y quizás caliente unas cervezas y vaya a verlo, porque tanto ahogar mis noches en lágrimas me está matando, quizás vaya a verlo aunque tenga que perder mi orgullo y admitir que lo quiero más que a esta mierda de vida que tengo, admitir que él es lo único que me ha sabido hacer feliz.



lunes, 23 de abril de 2012

más por menos

Yo era de Gran Vía y él de callejón oscuro. Yo de Malboro y él de Camel. Yo de Shakespeare y él de Cervantes. IPhone y BlackBerry. Yo de abrazos y él de besos. Twitter y Tumblr. Blogger y Vlogger. Chocolate y nata. Yo tan vodka y él tan ron. Día y noche. Blanco y negro. Yo tan frío y él tan calor. Lluvia y sol. Yo tan verdad y él tan mentira. Yo de cumplirlo y él de decirlo. Hacer el amor y follar. Yo tan Prada, él tan Vans. Yo tan sana y él tan yonki. Yo de arriba y él de abajo. Ático y planta baja. Letras y ciencias. Playa y montaña. Yo tan fría y él tan expresivo. Yo de no de decirlo y demostrarlo, él de no demostrarlo y decirlo. Yo tan de quererlo y él tan de no hacerlo. Yo tan cara y él tan cruz.
Polos opuestos se atraen, no cabe duda, pero los polos opuestos nunca se querrán, follarán harán el amor con mucha pasión, pero no son capaces de quererse, y si lo hacen, no son capaces de admitirlo porque saben que jamás encajarán.



lunes, 16 de abril de 2012

mátame

Ven aquí, porque te voy a enseñar qué coño es el amor. Te lo voy a enseñar a besos. Abrazos. Bocados. Arañazos.  Te voy a enseñar lo que es querer, lo que es tener ganas de una persona. Me voy a guardar tu olor hasta que me dé una puta sobredosis de ti. Porque eso es lo que quiero, sentirte tanto, tenerte tanto, que ya no pueda más, que me beses hasta matarme, me abraces hasta que me ahogues y me muerdas tanto que me destroces. Porque me da igual todo eso mientras lo hagas tú, quiero ser tuya y que hagas lo que desees conmigo, al igual que yo lo hago, te destrozo, te mato, te ahogo, pero lo hago porque no puedo vivir sin hacerlo, porque lo quieras o no me he adueñado de ti, lo hago porque te quiero y no puedo ni quiero dejar de hacerlo. 
Te voy a querer hasta morirme, morirme porque el corazón me estalle de quererte tanto y me quede sin respiración por no parar de besarte, hasta morirme por ponerme negra de celos de la primera persona que se acerque y no sea yo, hasta que me mates a echarte de menos. Porque quiero que tú lo seas todo en mi vida, incluso mi asesino. Quiero que me mates por quererte demasiado.



jueves, 12 de abril de 2012

bitter

Me desperté abrazada a un hueco vacío, seguía sin acostumbrarme a estar sin él. Todavía tenía una de sus viejas camisetas bajo la almohada. Esas que me gustaba ponerme por la mañanas. Pero solo en las mañanas en las que estaba él. Y nada era lo mismo. Mi pequeño apartamento parecía más pequeño. Mi cama parecía más grande. Mis lágrimas parecían más amargas. Las duchas más frías. Las noches más largas. Los domingos tirados en casa viendo películas, ya no parecían domingos. Ni los sábados, sábados. Ya nada parecía ni era lo mismo. Mi vida no era lo mismo. Yo no lo era. No era lo mismo levantarme sola y asomarme a la ventana sabiendo que lo vería llegar con café, porque no lo haría. No, no vendría, no lo haría. Nadie me observaría mientras duermo, y es que yo no quería que nadie lo hiciera, yo quería que lo hiciera él. Y no, nada volvería a ser como antes, nada era lo mismo sin él. Hasta el gato negro que se colaba en casa de vez en cuando había dejado de hacerlo desde que él no estaba. Pero todavía me quedaba poder cerrar los ojos e imaginar que vendría, borrar la mañana en la que al despertarme, él no estaba para darme los "buenos días". Y mis mil llamadas. Y sus mil "pi, pi, pi...". Y mis mil dolores de cabeza por ese pitido. Y mis mil lágrimas. Y a pesar de contarlo en pasado, te echo de menos en presente. Vuelve. El café sabe demasiado amargo si no eres tú quien le echa azúcar. Si no eres tú quien me lo trae a la cama. El café sabe demasiado amargo si no estás. No soy yo la que te echa de menos, es el café. O quizá yo también te echo de menos. El café sabe demasiado amargo si no estás.


miércoles, 11 de abril de 2012

Calor. Sudor. Excitación. Calor. Amor. Calor. Más amor. Sonrisas. Miradas. Besos. Calor. Te quiero. O eso creo. Mucho amor. Cosquillas. Ya sabe mi punto débil. Caricias. Cosquillas. "Para, joder, para, me quieres matar a reír". Para. Besos. Mordiscos. "Te quiero". Me quiere. ¿Le quiero?. Beso. Caricia. Le quiero. Sin interrogaciones. Con exclamaciones. ¡Le quiero!. Sonrisa. Me hace feliz. Calor. Y nieve a la vez. Exploto de calor. Sudor. Un millón de besos. Más mordiscos. Y más besos. Felicidad. Pasa el tiempo. Complicidad. Mucho amor. Empiezo a sentir. Ya sentía desde el principio. No quería admitirlo. Ahora lo admito. Celos. Puta celosa de mierda. Más celos. Para de darme celos, joder. Más celos. Solo veo celos. Cuando estamos juntos ya no hay besos, ahora en su lugar hay celos. Te enfadas. "Te dije que no quería sentir". Y si siento, hay celos. Te quiero. Celos. Me quieres. Los celos siempre en medio. Los celos me están destruyendo. Mis celos te están destruyendo. Nos están destruyendo. No hay amor. Ahora hay celos. No hay amor. Hay posesión. No hay nosotros. Hay nosoCELOStros. Te quiero. Pero, celos. Cada uno por su lado. Te echo de menos. Llamadas. No respondes. Responde, por favor. Lo siento. Te quería. No habrán celos. Bueno, los habrán, pero lo controlaré. Pasa más tiempo. Te echo más de menos. Putos celos de mierda. Estoy sola sin tus besos. No estoy sola. Tengo mis celos.



domingo, 8 de abril de 2012

H

Y tú eras y eres eso, eres H, eres la H muda de mi nombre, que no molesta, que no hace daño, pero que sin ella las cosas no serían iguales. Eres H de hogar, porque tú eres mi hogar, mi sitio, mi espacio, el único sitio donde cuando necesito huir, puedo esconderme, eres mi hogar, mi casa, eres mi H. H de héroe, y es que cada vez que la vida se me cae encima, eres tú quien aparece con esa sonrisa, sencilla, y parece que todo es diferente, parece que me salvas de la vida, me salvas para llevarme a mi Hogar. H de hipnosis, esa que causan tus ojos, esa que me causas tú, me tienes hipnotizada, loca, pero en esta locura hay hueco para ti. H de hábitat, porque tú eres el mío, me basta contigo, mi hábitat, mi entorno, lo único que quiero tener alrededor. No quiero que nada dure para siempre, no quiero depender de nadie, pero de momento, me gusta mi nombre con H, mañana, ya se verá, porque el fin y al cabo, todas las haches son mudas, y de todas es posible depender.